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Plantar bosques
no es la solución

Un árbol necesita al menos un año para almacenar 20 kg de CO2. Sin embargo, cuando un árbol alcanza su madurez se convierte en un instrumento muy útil para extraer el carbono de la atmósfera. De hecho, los bosques absorben casi un tercio del CO2 que generamos cada año la humanidad mediante la quema de combustibles fósiles. Así que sería muy fácil compensar el CO2 que emitimos simplemente multiplicando por tres o por cuatro la superficie forestal del planeta.

dilema solucion

Sin embargo, estas cuentas no son reales pues a pesar de que los bosques son un sumidero de carbono, también son al mismo tiempo un emisor de CO2.

Cuando los bosques arden, son talados o se descomponen de forma natural, los árboles vuelven a liberar el carbono absorbido durante su vida. El ciclo es muy complejo y difícil de establecer qué parte de las emisiones es natural y qué parte se debe a acciones humanas. También apostar por la reforestación sin control puede acabar teniendo impactos indeseados en la biodiversidad y en las personas.

Algunos de los impactos negativos más importantes podemos destacar:

  • Plantar un bosque donde antes había praderas y pastizales puede alterar el ciclo del agua y la disponibilidad de agua dulce, aumentar el riesgo de incendios o afectar a la biodiversidad.
  • Drenar turberas o humedales para construir bosques acabará liberando las grandes cantidades de carbono que estos ecosistemas almacenan de forma natural (y muy eficiente).
  • Reforestar zonas requieren una gran inversión de mantenimiento que generalmente nadie está prestando atención a su coste, hasta el punto que normalmente se dejan de cuidar los bosques una vez han sido plantados por escasez de presupuestos.
  • Reforestar bosques degradados es una buena idea, pero puede incrementar la vulnerabilidad de las comunidades que dependen de ellos si no se tienen en cuenta sus derechos.

 Y el efecto negativo más importante que puede darse si nos dedicamos a reforestar como medida de absorción de CO2 es que eliminaríamos toda posibilidad de poder alimentar a todos en función del incremento exponencial de población prevista.

Para el 2050, según World Resources Intitute, tendremos que incrementar la producción mundial de alimentos en un 70% para poder abastecer a la población. SI a este efecto sumamos la desertización que está afectando a la zona sur del planeta nos encontramos con que al menos vamos a tener que triplicar las zonas agrícolas en el mundo para abastecer a toda la población.

Es decir, si nos dedicamos a reforestar grandes extensiones en vez de convertirlas en zonas productivas acabaremos teniendo un planeta saludable, pero sin tener recursos suficientes para que toda la población pueda alimentarse.

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