Sector
agropecuario
El sector agropecuario ejerce como sumidero natural a través de la capacidad que tienen el suelo y los cultivos leñosos de fijar carbono, por lo que desempeñará un papel clave en conseguir una economía neutra en emisiones. En este sentido, las administraciones públicas promoverán prácticas que fomenten la fijación de carbono en cultivos y en el suelo.
La superficie agrícola en que se practica una agricultura productiva y sostenible refleja las tres dimensiones de la producción sostenible: ambiental, económica y social. Las tierras en que se practica una agricultura productiva y sostenible serán las explotaciones y las áreas agrícolas asociadas que cumplan con el criterio de sostenibilidad de los sub-indicadores seleccionados en estas tres dimensiones. Este indicador medirá los progresos hacia la consecución de la meta 2.4 de los ODS.
La agricultura sostenible se encuentra en el centro de la Agenda 2030 aunque muchos de los ODS abordan cuestiones relacionadas con la agricultura, el indicador 2.4.1 de los ODS se centra completamente en este sector.
El indicador 2.4.1 de los ODS, que se define como la proporción “de la superficie agrícola en que se practica una agricultura productiva y sostenible”, es similar. En el pasado, se definía sobre todo en función de criterios ambientales. Si el suelo era pobre o el agua no se gestionaba debidamente, una explotación podría haberse considerado insostenible.
En los últimos años, sin embargo, se ha comprobado que la sostenibilidad va mucho más allá, pues abarca las dimensiones económicas y sociales, y sitúa a los agricultores en el centro. Si una explotación no es sólida desde el punto de vista económico o no es resistente a las perturbaciones externas no puede ser sostenible.
Dado que el objetivo de la Estrategia es mitigar un 90% las emisiones brutas totales respecto a 1990, los sumideros naturales deberán absorber, al menos, ese 10% restante. Las principales líneas de trabajo identificadas para el desarrollo y fortalecimiento de los sumideros son las siguientes:
- Creación de superficies forestadas arboladas. Son los principales sumideros de carbono y ayudan a aumentar la biodiversidad. Pueden tener un impacto muy positivo en el empleo.
- Fomento de la gestión forestal. La gestión sostenible de los bosques nacionales proporcionará un mayor crecimiento de estos ecosistemas a futuro, así como un menor riesgo de incendios forestales.
- Restauración de humedales. Esto supondrá la recuperación de este tipo de ecosistemas que estaban deteriorados o completamente perdidos.
- Fomento de sistemas agroforestales y regeneración de dehesas mediante la densificación y regeneración del estrato arbóreo para asegurar su sostenibilidad. De este modo se promueven mecanismos efectivos de adaptación al cambio climático.
- Conjunto de medidas orientadas a mejorar el carbono orgánico de los suelos agrícolas y forestales, aumentando las capturas de carbono al tiempo que se generan sistemas más resilientes y otros co-beneficios en materia de seguridad alimentaria, biodiversidad y regulación del ciclo hidrológico, entre otros.
En Cool Farming no estamos de acuerdo con 4 de estos 5 objetivos y sabemos que plantar árboles no es la solución.
Un árbol necesita al menos un año para almacenar 20 kg de CO2. Sin embargo, cuando un árbol alcanza su madurez se convierte en un instrumento muy útil para extraer el carbono de la atmósfera. Cuando los bosques arden, son talados o se descomponen de forma natural, los árboles vuelven a liberar el carbono absorbido durante su vida. El ciclo es muy complejo y difícil de establecer qué parte de las emisiones es natural y qué parte se debe a acciones humanas.
Algunos de los impactos negativos más importantes podemos destacar:
- Plantar un bosque donde antes había praderas y pastizales puede alterar el ciclo del agua y la disponibilidad de agua dulce, aumentar el riesgo de incendios o afectar a la biodiversidad.
- Drenar turberas o humedales para construir bosques acabará liberando las grandes cantidades de carbono que estos ecosistemas almacenan de forma natural (y muy eficiente).
- Reforestar zonas requieren una gran inversión de mantenimiento que generalmente nadie está prestando atención a su coste, hasta el punto que normalmente se dejan de cuidar los bosques una vez han sido plantados por escasez de presupuestos.
- Reforestar bosques degradados es una buena idea, pero puede incrementar la vulnerabilidad de las comunidades que dependen de ellos si no se tienen en cuenta sus derechos.